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Hasta mediados de la década del ´70, Argentinos Juniors no era mucho más que un club chico de Capital Federal que deambulaba sin pena ni gloria entre la Primera y la Segunda División del Fútbol Local. La divisa colorada fue puesta en el mapa de los equipos grandes a partir de 1976, gracias al debut de Diego Armando Maradona, quien abandonó AAAJ en 1981 luego de 1 Subcampeonato Metropolitano, 5 títulos de goleador del torneo y la ya impuesta chapa de uno de los mejores jugadores del país. No obstante, lejos de haber llegado al pináculo de su gloria, el “Bicho” experimentó su época de mayor suceso unos años después, de la mano su fama de cantera de buen pie, ganada con justicia. El Metropolitano 1984 y el Nacional 1985 fueron las primeras consagraciones, pero sólo la antesala para el encumbramiento Internacional: en 1985 el orgullo de Paternal alcanzó la cima sudamericana haciéndose con la Copa Libertadores, la cual le permitiría disputar el 8 de Diciembre de ese mismo año la Copa Intercontinental contra la Juventusde Michel Platiní en lo que, según múltiples voces autorizadas, constituyó la final más impresionante y mejor jugada de la prestigiosa competición.

            Corrían los últimos meses del año anterior a México ´86, y muchas miradas se posaban ya sobre la inminencia de la máxima cita del fútbol mundial. Una Selección Argentina tambaleante, aún con Maradona en sus filas, y un Brasil ineficaz, le otorgaban a los elefantes europeos el protagonismo en la escena. Entre ellos se destacaba un tal Platiní, dueño de los Balones de Oro ´83, ´84 y 85, y cerebro de uno de los mejores combinados que vio el planeta del balompié. La Juventus que lideraba el crack francés también contaba con los aportes de figuras de primer nivel como Gaetano Scirea, Michael Laudrup o Aldo Serena, por lo cual su éxito en la Liga de Campeones de Europa fue prácticamente una decantación lógica y su favoritismo de cara al duelo Intercontinental era absoluto. Sin embargo, en un tradicional barrio porteño se aglutinaban las esperanzas de una institución que pensaba vender cara la derrota…

            Disputada a 1 solo partido en el Estadio Nacional de Tokio por 6ta vez en su historia, la copa que enfrentaba al campeón de América con el campeón del “Viejo Continente”  encontró aquella noche una exhibición futbolística inolvidable y, en gran parte, esto fue gracias al más humilde de los contendientes. Lejos de traicionar su estilo y refugiarse en su campo para intentar desactivar el poderoso circuito ofensivo de la “Vecchia Signora”, los dirigidos por José Yudica desplegaron el generoso esquema de ataque que tan buenos resultados venía cosechando. El equilibrio que otorgaban Sergio Batistay Jorge Olguín en el medio-campo les permitió a Claudio Borghi, José Castro y Carlos Ereros lucir su peligrosidad en un primer tiempo parejo y entretenido. 

            La sorpresa de los 62.000 presentes en la Capital japonesa se multiplicó a los 10´ del complemento, cuando Ereros estampó el 1-0 y acrecentó el gesto de preocupación en el rostro del rival. Los hombres de Giovanní Trapattoni, sin caer en la desesperación, fueron al frente demostrando su grandeza y encontraron el empate apenas 8 minutos después, con Platiní anotando desde los 12 pasos. Cerca del final, Castro volvió a poner en ventaja al “Bicho”, pero el danés Laudrup empardó las acciones una vez más. El alargue pasó desapercibido y la crueldad de la definición por penales le arrebató a Argentinos Juniors el sueño Mundial, poniendo el galardón entre las manos del gigante italiano.

            Es cierto, la fiesta no fue completa. Tampoco se pretende resaltar una derrota digna, ni alentar el conformismo de caer en una final. Pero aquel Argentinos Juniors no sólo se quedó en la puerta de la gloria internacional, sino que lideró el fútbol sudamericano y nutrió a la Selección Argentina como pocos clubes lograron hacerlo. Es por esto que las gestas alcanzadas por los gladiadores del “Piojo” Yudica se ganaron un lugar en salón de la fama del Fútbol Argentino, y es por esto que Argentinos Juniors será recordado por muchos años más como protagonista estelar de uno de los mejores partidos en la historia del Fútbol. 


Darío Kullock

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