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El fútbol, muchos dicen, es un escape a la realidad que vivimos. Una forma de aislarnos de lo que pasa a nuestro alrededor. Durante los minutos que la pelota rueda por todo el verde césped, somos capaces de olvidar nuestras penas y ocultarnos, al menos por un tiempo. Vaya si el fútbol le ha servido a Jakub Blaszczykowski, actual jugador del Borussia Dortmund, para escapar de la dolorosa situación que lo tocó vivir cuando tenía apenas 11 años.



Blaszczykowski, o como sus compañeros lo llaman, “Kuba”, tuvo que presenciar el asesinato de su madre a manos de su propio padre. Pasaron ya casi 17 años de esa terrible secuencia, en donde él y su hermano Dawid vieron como su padre apuñalaba a su madre tras una discusión familiar, pero Kuba aún no olvida la terrible secuencia. ''Sé que ese recuerdo me va a acompañar el resto de mi vida. Daría todo lo que fuera a cambio de que mi madre estuviera viva. Lo que ocurrió dio un giro de 180 grados a mi vida. Fue como si una roca hubiera caído sobre mi cabeza y una semana después despertara y tuviera que volver a comenzar con mi vida y sobreponerme a todo como si nada hubiera ocurrido. Nunca entenderé lo que pasó ni la razón por la cual pasó'' dijó tras varios años de silencio. El mediocampista del Dortmund y la selección polaca se encontró solo con su hermano y no asimiló lo que había sucedido sino hasta varios meses después. Quien se hizo cargo de ambos fue su abuela materna, por quien Jakub siente un gran afecto.

Mientras tanto su padre, fue condenado a 15 años de prisión. Sus hijos jamás se contactaron con él nuevamente. Solo lo visitaron en su funeral hace 2 años, para darle el último adiós.

El semblante adusto con el que Jakub Blaszczykowski encara a los rivales, se convierte en rabia pura cuando celebra un gol. Entonces, su rostro se convierte en intimidante. Así es “Kuba”, un jugador que no tiene grises, quien difícilmente regala una sonrisa y a quien nunca se le encuentra relajado, salvo cuando, tras un convertir un gol se arrodilla y alza su mirada y brazos al cielo: entonces recién ahí se tranquiliza, porque es momento de recordar a su madre, Anna, quien le fue arrebatada.

El icónico festejo de "Kuba"

Uno de sus festejos más recordados y emotivos fue durante la Eurocopa 2012, organizada por Polonia y Ucrania. Allí “Kuba” anotó el tanto del empate de su selección frente a Rusia, y cuando festejó se arrodilló y señaló al cielo, recordando a su madre entre lágrimas y jugadores amontonados.

El fútbol fue su vía de escape. Blaszczykowski, que nació en un pueblito llamado Truskolasy, donde habitan poco más de 2 mil personas tuvo que trabajar muy duro para llegar a donde esta, ya que tras empezar a los 8 años en el Rakow Czestochowa, abandonó el deporte y se encerró en su mundo por varios meses. Fue su tío Jerzy Brzeczek, ex jugador profesional, quien lo impulsó a recuperar su pasión y lo regresó al fútbol. Así fue como debutó en 2005 y con 19 años en la Primera División de Polonia con el Wisla Cracovia. Inmediatamente causó impacto y apenas 2 años después fue fichado por el Borussia Dortmund, que pago por el 3.050.000 euros.

Con el club alemán y bajo el mando del técnico Thomas Doll, “Kuba” fue haciéndose de un espacio y se consolidó para su segunda temporada. Ya con Jurgen Klopp como entrenador, el mediocampista se sintió cobijado y ha respondido con creces. Fue pilar en el bicampeonato de la Bundesliga que el Dortmund obtuvo en las temporadas 2010-11 y 2011-12.

Escrito por: Emiliano Granja
TW: @EmiGranja

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