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Cambió el DT. Cambió el rumbo y la idea. Pero el equipo es el mismo. En el debut de Omar De Felippe, con el mismo esquema y casi los mismos jugadores que venían actuando en las fechas anteriores, Independiente de Avellaneda volvió a exhibir un rendimiento muy bajo, y apenas sumó 1 punto en el aburridísimo 0-0 ante Independiente Rivadavia de Mendoza. En el final, un Libertadores de América exasperado y cansado de apoyar a un equipo que hace más de 1 año que casi no da señales de vida y no parece comprometido con revertir la situación, despidió a los playersen medio de una silbatina reprobadora. Si bien fue apenas el 1er partido de un nuevo Cuerpo Técnico, la realidad del “Rey de Copas” preocupa, y la pelea por el ascenso empieza a parecer una utopía.

                Para recibir a una floja “Lepra Mendocina”, que había cosechado los mismos puntos que el local (2 de 12), De Felippe eligió el mismo 4-3-1-2 que venía luciendo Independiente, y sus únicas modificaciones con respecto a la dura derrota por 2-1 ante Atlético en Tucumán fueron la entrada de Julián Velázquez en el lateral derecho por Gabriel Vallés, y la salida del atacante Facundo Parra, quien dejó su lugar al debut en la B Nacional de Adrián Fernández.

Los titulares fueron: Diego Rodríguez; Gabriel Vallés, Cristian Tula, Claudio Morel Rodríguez, Lucas Villalba; Martín Zapata, Reinaldo Alderete, Federico Mancuello; “Rolfi” Montenegro; Adrián Fernández, Cristian Menéndez.

El ingreso del zurdo, que tomó por sorpresa la delantera de Independiente en el torneo pasado, convirtiendo en un par de partidos los goles que Ernesto Farías no hizo en toda la temporada, pareció una decisión sabia y una bocanada de aire fresco para “El Rojo”. Sin embargo, como era lógico, su sola presencia no pudo revolucionar el andamiaje.

                Lleno de bríos y ánimo, “El Orgullo Nacional” salió a llevarse por delante a su rival pero, con mucha más actitud que juego, las chances de gol no llegaron y la confianza se diluyó en no más de 10 minutos. La lesión de Velázquez a los 24’ obligó a la entrada de Vallés, para que Independiente se pareciera aún más a la preocupante versión que se presentó en Tucumán. Sin ideas claras, sin conexión entre sus líneas ofensivas, sin salida limpia y casi siempre con pelotazos, y sin desequilibrio individual, el gigante de Avellaneda fue un equipo totalmente inofensivo. Apenas un par de aproximaciones de los mendocinos decoraron un primer tiempo flojísimo, que invitó a la siesta y promovió el aburrimiento general. En el descanso, las tribunas rojas colmadas de gente, ya empezaban a desbordar impaciencia.

                Para el complemento y con la obligación de generar un golpe de efecto fuerte en el partido, Independiente no cambió absolutamente nada. Alderete siguió demostrando que no tiene capacidades para aportar en ataque, y si no tuvo problemas en la marca fue exclusivamente porque el rival casi no avanzó (contra Boca Unidos en Corrientes se fue expulsado a los 22 minutos, y en su vuelta contra Atlético de Tucumán hizo agua de principio a fin). Menéndez siguió luchando y debatiéndose contra los centrales rivales, pero sin ningún éxito: aún no sabemos ni siquiera cómo define el 9 ex-Quilmes. A los 13 minutos Matías Pisano pisó la cancha, con muy poquito fue lo mejor del “Rojo” y volvió a pedir pista para ser titular. Aún así, las ocasiones de gol siguieron brillando por su ausencia en ambas áreas, y con el pitido final explotaron los silbidos de una parcialidad que venía bancándose estoicamente el desempeño futbolístico y dirigencial más bochornoso en la historia del Club, desde hace varios años.

                Con un pequeño voto de confianza por su reciente arranque, pero casi sin paño por la situación matemática del equipo (Se encuentra 17º, con 3 unidades en 5 partidos), Omar De Felippe tendrá mucho trabajo por delante si pretende generar un cambio en un plantel que, con la larga temporada apenas comenzada, ya se muestra abúlico y abatido. La paciencia de los casi 100 mil socios que siguen dejando todo por el Club, se terminó; el apoyo ya no es incondicional. A partir de ahora, los jugadores deberán ganarse la banca con sacrificio y fútbol, cosa que no demuestran desde hace muchas fechas. Es cierto que aún faltan 111 puntos por disputar, pero todo apunta a que este plantel no se encuentra en condiciones de pelear el ascenso, con lo cual Independiente debería pasar, al menos, 1 temporada más en la B Nacional.



Darío Kullock

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