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Del Infierno al Cielo en poco más de 1 mes. Bueno, tampoco el Cielo, pero la realidad es que en Independiente no reinaba este símil de paz desde que se le ganara el Clásico a Racing en la 3ra fecha del torneo que, a la postre, lo vería descendiendo a la B Nacional por primera vez en su historia. La catástrofe deportiva, la adaptación a la nueva Categoría, la imposibilidad de Miguel Ángel Brindisi para encontrar un equipo que rindiera, la crisis económica e institucional… por Alsina y Bochini todo parecía un tobogán sin fin, un pozo sin fondo. Hasta que Omar De Felippe llegó, escondido entre las sombras, con su eterno perfil bajo, con su rostro adusto y su perfil de laburante de campo. Con un pasado terrible a cuestas, un pasado de catástrofes reales. El ex- técnico de Quilmes y Olimpo llegó a poner orden, no buscó escándalos mediáticos (receta acostumbrada de algunos técnicos “saca-puntos” ante cualquier crisis), pero tampoco temblaron sus manos a la hora de realizar modificaciones. Sin haber torcido aún su fútbol ni su situación de manera definitiva, en estas últimas 4 fechas Independiente comenzó a mostrar signos de vida y ganas de luchar.

                El “Rey de Copas” arrancó su derrotero en la Segunda Categoría del Fútbol Nacional, justamente, con derrotas. Un tropiezo ante Brown de Adrogué en el debut, 2 empates contra Boca Unidos en Corrientes y Aldosivi, con ratos de buen fútbol, y una caída a manos de Atlético de Tucumán, que no fue goleada sólo por obra y gracia de Diego Rodríguez, y que terminó siendo definitiva para Brindisi. El histórico DT que agarró el fierro caliente cuando nadie más se animó, se vio obligado a dar un paso al costado. Luego de una danza de técnicos relativamente fugaz, De Felippe tomó las riendas de un plantel abatido, y su primer partido no fue específicamente auspicioso. Un insípido 0-0 contra el tocayo de Mendoza colaboró con el panorama oscuro de Independiente, que se encontraba más perfilado a pelear el descenso que el ascenso. Sin embargo, aunque no hubo una evolución futbolística notable, es evidente que una semana entera de trabajo le alcanzó al nuevo Cuerpo Técnico para obrar un profundo lavado de cerebro en los jugadores que, en el peligroso Tomás A. Ducó, salieron a enfrentar a Huracáncon el cuchillo entre los dientes. A veces, lo que no consigue el buen funcionamiento, lo otorga el sacrificio y el oportunismo. Fue así que “El Orgullo Nacional” encontró el triunfo luego de que Samuel Cáceres cazara un rebote fortuito, y se trajo 3 puntos dorados de Parque Patricios, que empezaron a modificar la tendencia.

                Con la primera victoria en la B Nacional en la columna del Haber, el fin de semana siguiente, una leve brisa de cambio se sentía en el Libertadores de América. Otra parada brava, ante el candidatazo Banfield (se encuentra 2do con 20 puntos, y es la escuadra más goleadora del torneo). Otra prueba de actitud para un equipo que aguantó como pudo ante el poderío de un rival superior, que fue perdiendo 1-0 y con 1 jugador menos (segunda expulsión de Reinaldo Alderete, tan torpe como la anterior), y que alcanzó el empate a través de una genial avivada de Matías Pisano y Daniel Montenegro. 1 unidad que se valoró, 11 jugadores que siguieron aportando a la construcción de un nuevo carácter, y 2 conductores que empezaron a emerger como estandartes de la ofensiva: el petizo ex-Chacarita y el “Rolfi” se convirtieron en el eje de un ataque que sólo funciona de manera efectiva cuando la pelota pasa por sus pies.

                Luego de un trabajado triunfo como visitante en casa del débil Villa San Carlos, con otro gol del Capitán (máximo artillero del equipo, con 3 anotaciones, además de 2 pases gol), el “Rojo” tenía una deuda para saldar en Avellaneda: conseguir su primer éxito como local. El rival fue un complicado Sarmiento de Junín, que mantiene la base del equipo que peleó el ascenso en las últimas 2 temporadas, y amenaza con volver a ser protagonista. Un flojo comienzo, que tenía a Independiente perdiendo a los 4 minutos y siendo superado hasta mediados del primer tiempo, se convirtió en una reacción que bien podría ser clave para la moral de los jugadores y la confianza de la hinchada. A fuerza de presión, intensidad y actitud, aún sin demasiadas ideas, el local empezó a llevarse por delante al “verde”, estampó en el travesaño un tiro de Martín Zapata y encontró el merecido empate a los 40´, desde la cabeza de Facundo Parra. El goleador volvió a aparecer a los 10 minutos de comenzado el complemento, y completó el tridente que, seguramente, cargará la responsabilidad de la potencia ofensiva de “Los Diablos” de aquí en adelante. Sin tanto brillo por parte de Montenegro y Pisano, pero un planteo atrevido y algo más compacto, Independiente generó más chances de gol y terminó sellando un triunfo tan merecido como valioso.


                Lejos aún de sus objetivos y del nivel esperado, la llegada de De Felippe le proporcionó a Independiente un oxígeno que lo llevó de figurar en la tabla de descenso a la B Metropolitana a ubicarse en el 8vo lugar, a sólo 2 puntos del último boleto a Primera. 11 puntos sobre 15 disputados y un lavado de cara ostensible son los pilares en los que se apoya la nueva gestión deportiva para trabajar con una tranquilidad que venía siendo ajena al gigante de Avellaneda en los últimos meses. Todavía falta trabajo, De Felippe es el primer hombre en reconocerlo, pero el “Rey de Copas” parece encaminado a meterse en la discusión.


Darío Kullock

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