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Jürgen Klopp es un personaje del fútbol que es distinto a todos. A lo largo de su carrera como jugador, no se desesperó para irse de su club, el Mainz 05, a otro de mayor importancia a nivel internacional. Sino que solamente vistió esa camiseta y fue entre los años 1989 y 2001. Cuando colgó los botines, empezó a dirigir. ¿Dónde? En el Mainz. Entre el 2001 y el 2007 logró algo que la institución nunca había conseguido hasta ese entonces: ascenso a la Bundesliga (primera división del fútbol alemán) y en la temporada 2005/2006 juega la Copa UEFA, donde es eliminado por el Sevilla, campeón de la copa.
A pesar de haber descendido en el 2007, no abandonó su cargo sino hasta el año siguiente, luego de no haber conseguido el ascenso. Ese mismo año firma contrato con un club poderoso de Alemania que no estaba pasando un buen momento en cuanto a lo deportivo y lo económico, el Borussia  Dortmund. En el plantel se encontraba con jugadores jóvenes pero con talento, como fue el caso de Mario Götze, Mats Hummels, Marcel Schmelzer, Sven Bender, Kevin Großkreutz o Marco Reus. Y la mentalidad del club no es la de incorporar jugadores provenientes de otros clubes, su intención es la de nutrir al plantel principal con jóvenes talentos surgidos de las inferiores del club. Por lo tanto no se observarán grandes compras realizadas por el Dortmund desde el comienzo de la era Klopp, a excepción de Robert Lewandowski, delantero polaco que arribó desde el Lech Poznan y Shinji Kagawa, volante japonés proveniente del Manchester United.
Cuando llegó al Borussia Dortmund, tomo medida de lo que era el club y dijo:
“Si 80.000 personas vienen cada dos semanas al estadio y en el campo se juega un fútbol aburrido, una de las dos partes, el equipo o los fans, tendrá que buscarse un nuevo estadio. Muchos de nuestros fans recorren 800 kilómetros para vernos y vivir algo especial. Hay que ir a todo gas. Lo hemos llamado fútbol a todo gas. Queríamos derrochar vitalidad. Preferíamos dar cinco veces en el larguero que quedarnos cuatro veces sin tirar a la portería. Mejor perder. Ese fue el comienzo. Tienes que vincular a la gente al club. Los partidos deben tener un efecto más allá del resultado. Todo el mundo sabe que se ha ganado 3-1. Pero lo que se siente es el tiro, el gol, la parada: eso lo llevas dentro toda la semana. Si ganas 1-0 y el juego ha sido muy vivo, el fútbol queda legitimado. No me interesaría tener a Xavi, Messi y Cristiano en el mismo equipo... Ser mejor de todas todas es como si me pongo a jugar al tenis contra una niña de tres años y estoy al otro lado y remato con fuerza y la niña está ahí de pie con la raqueta... no es divertido. Pero si al otro lado hay un hombre y jugamos al ping-pong, si gano está bien y si no gano probablemente me haya divertido. Para los aficionados es como una droga. Yo no solo quiero ganar, ¡también quiero sentir!”
Por más que no busca copiar al estilo de juego del Barcelona porque le parece que copiar nunca es bueno, hay algunos rasgos similares: precisión en velocidad, con centrales que se adelanten para acortar la distancia con los volantes; presionar con intensidad desde que se pierda la pelota; y retroceder en posiciones fijas para ahorrar tiempo. Acerca de la entrega de sus jugadores, su intención es que los del Borussia jueguen de tal manera que corran por lo menos 10 kmmás que el rival y que cuando vuelvan a sus casas sientan que no pueden jugar al fútbol durante las cuatro semanas siguientes.
Desde el 2008 lleva ganadas dos Bundesliga (2010/2011 y 2011/2012), dos veces la Copa de Alemania (2011 y 2012) y la Supercopa de Alemania en 2008. Además, jugó la final de la Champions League frente al Bayern Munich luego de haber superado al Real Madrid. 


Por Andrés Yacoubian (@andiyaco)

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