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Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel

Los colores que no nos representan en absoluto
Desde muy chico, a los amantes del fútbol e hinchas de cualquier club nos enseñaron lo valioso de amar esos colores por el que se alientan. Nada vale más que esa camiseta, la cual se revolea por sobre nuestras cabezas a la hora de cantar por el equipo que eligió el corazón. Porque no lo eligen los ojos, sino el corazón. Siempre ese órgano es clave en la vida del ser humano, ya sea por cuestiones ajenas al fútbol o ligadas al mismo. En este caso, mi corazón también decidió.

Para que entiendan: mi viejo y mi hermano, enfermos de River. No había chance, yo iba a salir hincha del Millonario, los genes gallinas de mi familia me lo reclamaban a gritos. Sin embargo, milagrosamente y como aquel defensor que salva en la línea un gol en el último minuto, apareció mi abuelo. Fana el viejo, me hizo socio allá por 2003 y me llevó a conocer la Bombonera. De ahí en más, mi corazón ya eligió sus colores. A partir de ahí, mi corazón no fue nunca más rojo como dice en los libros de biología. Mi corazón pasó a ser azul y oro. Como esas camisetas de la gente en la cancha, como esas camisetas que llevan los jugadores que, domingo a domingo, tratan de jugar a algo y no les sale. Pero no. Este domingo hubo un velorio en cancha de Boca, más allá de la pirotecnia y el aliento incansable de los cuatro costados. Esta vez, la camiseta más gloriosa sufrió un cambio. Esos muchachos que representaron a mi equipo pisaron el césped con una camiseta... ¡ROSA!

El triste contraste: veterano reclamando lo que corresponde. Atrás, la rosa...
Sí, rosa. Estás leyendo bien, no hace falta que retrocedas un renglón para releer. Te lo repito: Boca, mi Boca, nuestro Boca, usó una camiseta rosa. Parece que los muchachos de Nike no tuvieron mejor idea que innovar con los colores de mi amado club. En enero, ya se había utilizado una casaca violeta, polémica, pero ahí había quedado todo. Ahora, el otro "gran" invento: una camiseta alternativa del color de la canción de Sandro. Enseguida se excusaron: "Se va a utilizar por el día de la madre". Primera mentira. No solo nunca se usó para ese día, sino que suena hasta demasiado machista pensar que el color que debe usar o representar a la mujer es el rosa. Como si te hiciese más "macho" usar una camiseta negra... Lamentable.

Pero no todo quedo ahí: con el pasar de los días, dijeron que era "por el cáncer de mamas". Otra gran mentira. Boca se solidarizó con aquellas mujeres que lo padecen de otras formas: ofreció análisis gratuitos a todo aquel que se acercase a la Bombonera para detectar a tiempo la enfermedad.

Pronto se pensó utilizarla en el partido del récord de presencias de Juan Román Riquelme en el Estadio Alberto J. Armando. Cuando se enteró, rápidamente Román salió públicamente a decir que no le simpatizaba, pero lejos de armar una polémica, que los que mandaban eran "los dirigentes".

Finalmente, Boca estrenó esa casaca en la última fecha, ya sin chances de ser campeón, ante Gimnasia de La Plata, que también utilizó su camiseta alternativa. Muchísimos hinchas se manifestaron en contra, con pancartas y gritos desde las populares y plateas. Pero el hecho ya estaba consumado: Boca había traicionado sus orígenes. Una vez más, la dirigencia anti popular y elitista se salió con la suya, no pensando en el después, cuando los socios sean los que decidan el futuro del club.

Porque para colmo ya se rumorea que en enero de 2014, en los amistosos de verano, Boca utilizaría una camiseta verde. Increíble, indeseable, impensado y horrorosamente real. Los dirigentes van por todo: desde la Bombonera, como ya planearon y no se cansan de decir, hasta los colores de la camiseta. Una pesadilla de la que vamos a tener que despertar para que no pasen por arriba la historia, la gloria y la esencia. Lo más importante que tiene el club es la esencia, el barrio, los colores, la Bombonera y su gente. Pues bien, van por todo. Ojalá Dios sea Bostero, y que no tenga la camiseta rosa puesta...

Muchos reclamos del hincha genuino
¿Alguien se imagina a Blas Giunta trabando con la camiseta que se usó el domingo? ¿Y a Hrabina? ¿A Maradona? ¿Al mismo Juan Román Riquelme? Yo no. En el mismo estatuto del club figura que la camiseta de Boca "tiene una franja horizontal amarilla sobre un fondo azul". La importancia de los colores quedó apartada, a nadie parece importarle. ¿Será porque el presidente no simpatiza por nuestros colores?

Aquel barco que pasó por el puerto en 1905 fue el de Suecia. Esa bandera era azul y amarilla. Que no se repita, hagamos valer lo más importante que tenemos. Los jugadores, los dirigentes y los técnicos pasan. La camiseta queda. La verdadera camiseta. La AZUL Y ORO, como mi corazón.

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