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Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel

En Boca Juniors, cualquier técnico que haya salido anteúltimo, sea testigo de más de 60 lesiones en el equipo y no pueda pelear un campeonato cuyo campeón cosechó tan solo 33 unidades, debería buscarse un nuevo trabajo. Bueno, cualquiera no. Es que ese técnico que tuvo estos malos resultados es nada más ni nada menos que el entrenador más ganador de la historia del fútbol argentino y de la historia del club. Los hinchas lo esperaron durante siete años de "siesta", como bien llamó él su período sin dirigir a ningún club, y ahora que volvió decidieron tolerar este mal año y encarar un 2014 con todas las esperanzas posibles.
Una postal del DT este año: preocupación.

En el primer semestre, además del anteúltimo lugar, Boca se quedó afuera de la Libertadores ante Newell's. Más allá de haber merecido pasar a la semifinal, lo cierto es que el equipo de, por ese entonces, Gerardo Martino, fue quien pasó a esa instancia de la competencia. Por la Copa Argentina, el conjunto de La Ribera quedó eliminado ante All Boys, en los octavos de final del torneo donde defendía el título conseguido en 2012.

"Estamos en deuda con la hinchada, ellos estuvieron a la altura y nosotros no", dijo el Virrey durante las dos últimas fechas del Torneo Inicial, donde finalmente San Lorenzo se consagró campeón. Boca tuvo infinidad de posibilidades de subirse a la pelea, ya que Newell's jamás volvió a ganar desde aquella derrota frente a Rosario Central, en la fecha 12. Ni que hablar de la cantidad de veces que Arsenal y San Lorenzo perdieron puntos (incluso el Ciclón salió campeón tras tres empates consecutivos). Pero no. Boca no supo aprovecharlo. Si bien es cierto que es difícil pelear un torneo con tantos lesionados (más de 60), también es verdad que los jugadores que entraron no rindieron. El Cata Díaz, aunque fue el más regular y el de mejor nivel de los del fondo, no fue la salvación que esperaban y de hecho hoy buscan un defensor central para acompañarlo. El lateral derecho tras la ausencia de Leandro Marín sufrió mucho: Bianchi tuvo que improvisar con Cristian Erbes, Jesús Méndez y Matías Caruzzo por las pocas alternativas que disponía.

El torneo fue tan pobre que permitió a Boca soñar hasta la anteúltima fecha, donde se quedó afuera de la pelea de la peor manera: no supo ganarle a 9 juveniles de Lanús. Luego de ese partido, el entrenador pidió disculpas a los hinchas, dijo que era ilógico e injusto si el Xeneize era el ganador del torneo y pidió por un 2014 de alegrías. 

Pero la pregunta se cae de madura: ¿Hubiese aguantado otro entrenador un año tan pobre? Imposible jugar con el destino y el futuro, pero difícilmente hubiese soportado la presión de la gente. Sin embargo, la hinchada nunca le exigió nada al plantel y optó por alentar siempre y apoyar al Virrey cada vez que salía al campo de juego entonando la famosa canción: "Vení vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano de Carlos Bianchi todos la vuelta vamos a dar". Ese canto se repitió mucho últimamente, entre rumores y declaraciones del propio presidente del club, Daniel Angelici, diciendo que "si no gana algún torneo será difícil la renovación".

Gracias a estas cosas se ganó el presente
La gente de Boca decidió el apoyo hasta el cansancio de un equipo que no le entregó absolutamente nada y que demostró ser sumamente pasivo en cada partido donde debía entregarse al máximo. Ese apoyo indudablemente fue consecuencia de las otras dos épocas gloriosas que tuvo el entrenador en el club. Fueron nueve títulos en total, desde 1998 al 2004. En ese lapso tuvo dos períodos: 1998-2001 y 2003-2004. Muchas conquistas. Demasiadas. Cuatro torneos locales y cinco internacionales, incluyendo dos copas del mundo. Repasando en limpio, los torneos locales fueron Apertura 1998, Clausura 1999, Apertura 2000 y Apertura 2003. Los internacionales: Libertadores 2000, 2001 y 2003, e Intercontinentales 2000 y 2003. Después de tantos títulos, resulta entendible que el hincha soporte un mal año y sueñe con otro como en los viejos tiempos.

También es verdad que no se vive del pasado, y también lo tiene muy claro el técnico, que ya solicitó los dos refuerzos (un central y un lateral derecho) y sabe que en este semestre debe cambiar la imagen de un equipo caído. Visto de afuera, incluso pareciera que Bianchi tiene más banca que la de Ramón Díaz en River, y que hasta soportaría otro semestre malo. De todos modos, eso no pasa por la cabeza de ningún hincha de Boca, que solo piensa en obtener el Torneo Final 2014, ya habiendo quedado afuera de la participación a la Copa Libertadores del año próspero. 

Todo Boca ahora encara con entusiasmo e ilusión el 2014, deseando que finalice rápido un 2013 para el olvido. En los deseos de fin de año, Carlos Bianchi ya tiene el suyo. 

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