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San Lorenzo fue contundente. El campeón contó con individualidades sobresalientes como Ignacio Piatti, y también tuvo pibes que debutaron y la rompieron como Ángel Correa y Héctor Villalba. No faltaron leones y sostenes en la mitad de cancha como Enzo Kalinski, Juan Mercier y Néstor Ortigoza. Experiencia en Leandro Romagnoli, seguridad en Sebastián Torrico y firmeza en la última línea, fueron otras de las virtudes del ciclón. Todo esto, sumado al buen planteo táctico que realizó Juan Antonio Pizzi, quién más allá de las críticas que sufrió durante este torneo debido a la famosa “rotación”, logró que sus dirigidos pudieran dar la vuelta olímpica ni más ni menos que en la cancha de Vélez, y con todo el público en contra.

¿El equipo de Pizzi fue justo campeón? ¿Hizo los méritos necesarios para quedarse con el título? ¿Fue más que Newell’s, Lanús y Vélez? ¿Cuáles fueron las claves de este equipo? Muchas preguntas que hoy en día se escuchan en el ambiante futbolero. San Lorenzo fue un equipo irregular, que jugó a salir a ganar cada vez que jugó de local, y trataba de hacerse fuerte de visitante. A medida que pasaban las fechas y a fuerza de los buenos resultados que cosechaba, el Ciclón empezó a meter miedo cuando jugaba en su cancha y con su gente. Hay que destacar que quizás también fue beneficiado por otros factores: el bajón anímico y futbolístico que tuvo Newell’s en el final, la doble competencia que tuvo que afrontar Lanús, las irregularidades de equipos como Arsenal y Boca. Al fin y al cabo, San Lorenzo fue el equipo que se consagró campeón.


Analicemos cada una de sus líneas:
  • En el arco, contó con un arquero que llegó para ser suplente de Cristian Álvarez, pero terminó siendo pilar fundamental. En la última fecha ante el Vélez, Sebastián Torrico sacó una pelota clave a 5 minutos del final, en lo que podría haber significado la pérdida del título para los de Boedo.
  • Los 4 del fondo no empezaron del todo bien el campeonato. Con la incorporación de Emmanuel Más y la llegada de Mauro Cetto desde el fútbol europeo, se creía que el equipo iba a tener la solidez que finalmente encontró en la última mitad del torneo. Alvarado y Gentiletti mostraron una seguridad enorme, mientras que Kannemann y Buffarini no se cansaron de subir y bajar por los laterales permitiéndole al equipo poder abrir más la cancha a la hora de atacar.
  • En el medio estuvo la clave. Con un doble 5 que por momentos fue cambiando, Ortigoza, Mercier y Kalinski se comieron la cancha, raspando, jugando y también haciendo jugar. Los otros integrantes del medio fueron los ofensivos, los que marcaron la diferencia. Por un lado, la experiencia y lo que significa Romagnoli. Por el otro, el increíble torneo que realizó Ignacio Piatti, con partidos de gran rendimiento como ante Atlético Rafaela. Esto, sumado a la aparición y figura clave: Ángel Correa. Salido de las inferiores y con mucho potrero encima, al pibe no le pesó llevar la responsabilidad de aportar desequilibrio.
  • Adelante hubo dudas. Parecía que Martin Cauteruccio sería el delantero más significativo del torneo. Empezó con todo, pero una rotura de ligamentos le impidió participar del resto del torneo. Esto le abrió la puerta a otro pibe de inferiores: Héctor Villalba. Quizá no fue fundamental, pero el pibe aportó en una posición que no es natural para él.

San Lorenzo se destacó por un juego ofensivo y vertical. Con irregularidades, claro, como todos los equipos. Pero el ciclón supo cuidar la punta una vez que estuvo en lo más alto. Vale también la mención para los máximos dirigentes azulgranas: Matías Lammens y Marcelo Tinelli, que con un proyecto serio y coherente confiaron siempre en Pizzi, aún cuando la derrota en la Copa Argentina hizo tambalear la continuidad del entrenador.

Escrito por: @AgusMiguez_ 

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