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“Tuvimos  la posesión de pelota, pero no tuvimos profundidad” con esta frase el técnico de NOB resumió el partido por cuartos de final de la copa frente a Boca a minutos de haber terminado una serie de penales para el infarto del hincha leproso. Tan simple y claro como eso, así es Martino, el técnico que revolucionó el fútbol argentino y sudamericano, que le dio entidad a un equipo que no tenía rumbo, o mejor dicho, que su rumbo era otro: pelear el descenso. El “Tata” no necesita humo para caerle bien al hincha, solo ser como es.
La claridad funcional que tiene sobre sus decisiones dejan con la boca abierta a más de uno, simplemente basta repasar miles de ejemplos para reconfirmar que como dicen los jóvenes de hoy “la tiene tan clara”. El primer gesto fue, apenas llegó, prácticamente no tocar un equipo que había rasguñado fondo con un Cagna que lo único que hizo desde que llegó a NOB fue hundirlo más y más en el fondo de la tabla de promedios. A pesar de eso, se animó el desafío y fue por más, peleó el campeonato hasta el final y estuvo cerca de la hazaña.

Después comenzó un trabajo minucioso, tocándole el corazón a muchos ex jugadores que pensando en la solvencia ideológica del “Tata” se animaron a la vuelta cuando todavía tenían mucho para darle al fútbol, así regresaron Maxi Rodriguez, Gabriel Heinze y Nacho Scocco por quien nadie daba un peso y el “Tata” llevo a ser el mejor jugador del fútbol argentino.


En el camino tuvo decisiones importantes, de esas que solo toman los tipos claros, convicentes y con una espalda que les permita decidir sin que nadie los critique. Primero fue la llegada de un jugador muy cuestionado en Racing, Marcos Cáceres. Lo rebautizó como lateral derecho y le dio solidez a una defensa que parecía vulnerable por ese sector. Reemplazó a un consolidado “Piri” Vangioni por un jugador del ascenso  de quien poco se conocía, Milton Casco, quien en la actualidad es un jugador irreemplazable. Después fue Villalba, juvenil que prometía, lo bancó como titular y lo llevó a ser el talón de Aquiles de su esquema. Y la apuesta fuerte fue la inclusión de Nahuel Guzmán, reemplazando al ídolo, Sebastián Peratta. El patón, cuestionado por personalidad y los riesgos que tomaba en su juego, se transformó en el punto de arranque de un estilo futbolístico que endulza los ojos del fútbol argentino.

Este es el NOB del “Tata” Martino o el “TATADIOS”, como rebautizaron sus hinchas. Un técnico que no cambio su ideología de juego por el miedo a descender y que lo llevó al rojinegro a ser el mejor equipo de Argentina, y uno de los cuatro mejores de América. Pero esto no queda acá, si es que existe la justicia en el fútbol, debe haber recompensa para este equipo que rompió esquemas y para este hombre que se animó a más, porque GERARDO MARTINO MERECE SER CAMPEÓN.


Escrito por: @cabrerahercap

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