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Sabido es que el fútbol despierta en la gente sentimientos difíciles de explicar. Especialmente para el hincha argentino, el fútbol se ha tornado en algo de vital importancia en la vida cotidiana. El triunfo o la derrota de un club, determina una inmensa alegría o tristeza en la vida de muchas personas. Es por esto también que la presión ha aumentado en gran proporción, y esto ha hecho que el nivel de juego, también baje considerablemente. ¿A qué se debe esto? La necesidad de ganar a como de lugar. 
Ya no se va a la cancha a ver un buen espectáculo, a disfrutar, sino a ver ganar al equipo preferido. Y si esto no es así, se vivirá en medio de una crisis y un caos. Los protagonistas, tanto dirigentes como técnicos y futbolistas, sienten esta presión y salen a la cancha con una sola misión: ganar. Sino se lograr la victoria, las consecuencias no tardarán en llegar: el técnico será despedido u obligado a dar un paso al costado. Los jugadores, serán insultados y hasta amenazados por sus hinchas y/o barras bravas.
Se ha llegado a un punto de euforia extrema, desmedida, exagerada. El posible descenso de un equipo denominado “grande”, será tema a tratar durante varias semanas. Los medios de comunicación se encargarán de que esto sea una constante polémica. Quizás el periodismo, sea uno de los responsables de tanta locura, ya que alimenta diariamente el malestar del hincha, y a veces, exagera situaciones hasta convertir una simple derrota en una “crisis”.
El hincha disfruta al máximo los grandes logros, y sufre enormemente los malos resultados de su equipo. Increíblemente, el descenso de un equipo es comunmente denominado como "lo peor de mi vida" o "la máxima desgracia". Incluso, se llega a poner en la misma balanza la simple pérdida de una categoría con el fallecimiento de un familiar. Suena descabellado pero esa es la realidad.
En esta sociedad consumista, lo malo vende más que lo bueno. Lo polémico, escandaloso, se lleva toda la atención del público. Y más aún en un deporte como el fútbol, que es visto por enormes masas, e influye de manera directa en el ánimo de la gente.
Cuesta entenderlo, pero la realidad marca que el fútbol se ha dramatizado de manera enorme. Se denomina a un partido como una batalla en la que hay que “matar o morir”. Una situación límite debe tratarse como algo de “vida o muerte”. Quizás al ver como se tratan estas situaciones, entendamos el porque la gente vive el fútbol con tanta pasión. Una pasión que es hermosa y envidiada por otros países, pero que debe controlarse lo antes posible, antes de que sea demasiado tarde.


Escrito por: @AlanAlberdi

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