QUILMES D.F.

El conjunto cervecero que dirige Omar de Felippe, consiguió el objetivo de permanecer en la máxima categoría. Lo hizo a traves de una idea de juego que, a pesar de las adversidades, nunca se modificó.

Si trabajas, estudias, convivis o al menos conoces un hincha de Quilmes alguna vez te habrá hablado de su cuidad como si fuera su país, su principado o quizá su distrito federal, bueno, este titulo no se refiere a eso, el encabezado de esta nota refiere a la identidad que este año consiguió el Cervecero por medio del trabajo de su técnico Omar De Felippe. En esta temporada que termina con el objetivo cumplido, dos cosas predominan, las continuas lesiones de sus jugadores y una forma de jugar al fútbol.

No recuerdo un equipo que sea tan golpeado por lesiones en situaciones increíbles, entrenamientos, choques con compañeros, en los partidos o hasta jugando al fútbol tenis, no es un dato menor que solo por la defensa pasaron 11 jugadores,  algunos lesionados en dos oportunidades distintas, todos sus pilares debieron sufrir intervenciones quirúrgicas por ligamentos cruzados, esguinces, tendones o hasta fracturas, esto llevo al técnico a una encrucijada importante donde tuvo que meter mano en la cantera y hasta reposicionar en repetidas oportunidades a sus jugadores. Este factor mencionado no impide ver una identidad de juego, es raro en Quilmes que no se plantee el partido pensando en el rival, sino verlo jugar a lo mismo en todas las canchas, no solo eso, hacerlo con estilo de juego con un enganche marcado,cosa que no es común en un equipo que pelea el descenso, ya sea con Caneo o Elizari, siempre se jugo con un enlace entre el medio campo y la delantera, en la cual Martin Cauteruccio facturo en todos los partidos importantes.

Estas fueron las claves de este equipo que si bien en el torneo inicial no tuvo un buen rendimiento, en el final con las incorporaciones de Menendez y Oberman, la exposición de Elizari y la vuelta de Caneo, logro la permanencia y cumplió el objetivo que se había planteado.

Escrito por: Jairo Gomelsky (@jairocervecero)

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