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Más allá de la obvia euforia que por esta parte de Avellaneda hay por la situación de su eterno rival, el debate que rige el planeta Racing en estos días pasa por la continuidad o no de Luis Zubeldía a cargo del primer equipo de la Academia.

Razones para sostenerlo y pedir el fin del ciclo hay, y en gran cantidad. Sin lugar a dudas la primera que esgrimirán sus defensores será la de la revalorización de la cantera académica. El ex técnico de Lanús ni bien comenzada su tarea rescató a Valentín Viola de su lugar de quinto delantero sobre el final de aquel Clausura 2012 y lo posicionó como pieza de mercado para que fuera el primero de una larga lista de valores juveniles que fueron revitalizados y descubiertos por el joven entrenador.

Hizo debutar a 7 juveniles, con los destacados casos de Centurión y Rodrigo De Paul como estandarte; redescubrió al mencionado Viola, a quien luego se le sumaron Vietto y Fariña; y además de ello le dio el rol de líder de toda la camada a Bruno Zuculini. El menor de la dinastía, asimismo ha adoptado a su arsenal de recursos el de la llegada al arco para aprovechar su natural desparpajo y generoso esfuerzo físico.
Este aspecto es tan cierto como el que comentan aquellos que no son adeptos a su continuidad, que habla de un ojo errático a la hora de escoger refuerzos. Su gran apuesta, José Sand, ha sido una de las contrataciones más costosas del ciclo y de la que peor rendimiento se obtuvo. El resto de los refuerzos solicitados por el DT (Villar, Migliónico, Perez Guedes, Camoranesi, Cámpora, Bolatti y más) no han sido el acompañamiento que esta joven camada necesitaba para poder ser protagonistas hasta las últimas fechas. La excepción es un Fernando Ortiz que es un caudillo de los que Racing no tenía y que le sumó liderazgo a los ya experimentados Saja y Pelletieri.

Otro de los aspectos que mencionan los detractores del ciclo es la debilidad del equipo ante compromisos claves, como varios partidos del torneo Inicial, en el duelo de Copa Sudamericana ante Colón y en la final ante Boca por Copa Argentina. Es claro que Racing no ha sabido manejarse en varios partidos clave del Inicial y Copa, tan claro como que para llegar a esas instancias había sumado una cantidad de puntos que ilusionaban. De no hacer una buena campaña (que incluyó victorias a Independiente, San Lorenzo y River) el partido clave jamás hubiera llegado, asimismo para perder una final hay que arribar a ella, y esto no es un dato menor.

Racing está envuelto entre las ilusiones que genera desde inicios de 2010 a nivel deportivo y los bajos rendimientos que ha sabido conseguir. Es un equipo que juega con adolescentes, que juega como adolescentes y que en el fondo también es un equipo adolescente. Tiene con tan sólo 7 días de diferencia, rendimientos paupérrimos como ante Arsenal, mezclados con rendimientos como ante San Lorenzo en el Bidegain. Lograr picos de rendimiento en los juveniles es responsabilidad de Zubeldía, pero que el equipo sea irregular a niveles extremos también.

Ha logrado clasificarse por segundo vez consecutiva a un torneo internacional, Racing no disputa dos torneos internacionales al hilo desde 2002 (Sudamericana) y 2003 (Libertadores), con la salvedad que el primero de aquellos dos torneos fue por invitación. Este logro es íntegramente de esta gestión del ex DT del Barcelona ecuatoriano, aunque la ansiedad de títulos locales le da un sabor a poco a lo logrado. El desafío del técnico pasará, en caso de seguir, por lograr un volumen de juego diferente para el equipo. Racing tiene jugadores para jugar por bajo y ha abusado de jugar sin la pelota, teniendo herramientas a mano para usarla como principal arma ofensiva y defensiva. Zubeldía lo sabe y por eso ha solicitado una nómina de refuerzos de renombre y peso para el castigado mercado local. La idea es clara y es potenciar el nivel de los juveniles con jugadores de experiencia y calidad; quedará en la actual dirigencia definir la continuidad o no del proyecto y en caso de no seguir con el ex ayudante de Cabrero deberá buscar alguien de su misma línea ya que en caso contrario no estaríamos hablando de un plan sino simplemente de un recambio de nombres propios sin un sendero fijo.

La parcialidad académica espera. Empieza el torneo que tiene que ganar la dirigencia… 

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