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Héctor Horacio Scotta nació el 27 de septiembre de 1950, en la localidad de San Justo. Llega a San Lorenzo en 1971, procedente de Unión de Santa Fe. Allí dio sus primeros pasos en primera, se mostró como un delantero muy potente, y sus goles hicieron que los directivos del “Ciclón” contraten sus servicios.
 

Su debut con se produjo en abril y en la victoria de San Lorenzo ante Atlanta por 3 – 0. En su primer año en Boedo el “Gringo” sumó 21 goles en 34 partidos disputados, una cantidad nada despreciable para su temporada inicial. Al año siguiente 1972, comenzaron a llegar los títulos, dirigidos por el inefable “Toto” Lorenzo los “Cuervos” se alzaron con el Metropolitano, Scotta tuvo como compañeros nada menos que a figuras de la talla de Agustín Irusta, Rubén Glaría, Rubén Ayala, Roberto Telch, Victorio Cocco, entre muchos más. Fue una alegría a medias para el goleador santafesino, ya que dos fechas antes de la consagración, en un partido frente a Estudiantes de la Plata, sufrió la fractura de la tibia. No solo se perdió la vuelta olímpica sino que no pudo jugar en el Campeonato Nacional, torneo que San Lorenzo también ganó, convirtiéndose en el primer Bicampeón del fútbol nacional.
 

Hombre de gran fortaleza, retornó en 1973 a las canchas, convirtiendo 21 goles en ambos torneos (Metropolitano y Nacional), en el equipo que era dirigido por otro ilustre técnico, Osvaldo Zubeldía. Al año siguiente si se dio el gusto de disfrutar un campeonato, al conseguir el “Santo” el Nacional de 1974.
 

En su cuarto año en el club, el “Gringo” vivió su año de gloria; en el Torneo Metropolitano marcó 32 goles de los 54 de su equipo, en ese campeonato. Un verdadero animal del área. En el Nacional siguió con su eficacia y obtuvo un registro de 28 tantos. Así llego a la increíble marca de 60 goles en 57 partidos en el año, imbatida hasta el presente. Cabe destacar que cuando Héctor marcó el tanto número 48, batió el record que ostentaba desde 1937, el enorme Arsenio Erico, aunque este los anotó en 34 partidos.

Scotta no era un dechado de virtudes técnicas, más bien todo lo contrario; se caracterizaba por tener una paciencia infinita para buscar el gol, potencia y sobre todo, un remate por demás portentoso. Esta excelente temporada le valió ser contratado por el Sevilla de España, club en el que también se destacó y dejó un recuerdo imborrable. Tanto es así que un codo del estadio llevaba su nombre. Ídolo inolvidable en San Lorenzo, en noviembre de 2009, fue homenajeado por la Comisión Directiva poniéndole su nombre a un sector de la platea sur del “Nuevo Gasómetro”, sumándose así su apellido a la selecta lista que sólo integraban Sergio Villar y el “Oveja” Telch. Un gran goleador y una mejor persona, ese es el "Gringo" Hector Scotta.




Por Luis Burgos;
@chichongo




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