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Para Javier Alejandro Mascherano (San Lorenzo, Santa Fe, Argentina, 1984) vestir la camiseta del seleccionado argentino siempre es algo especial. Cuando uno repasa su trayectoria encuentra que su formación futbolística estuvo ligada al conjunto nacional desde muy pequeño. Masche formó parte de las categorías Sub 15, Sub 17 y Sub 20 de la albiceleste, también viajó con los juveniles que hicieron de sparring de la mayor en Corea y Japón 2002, y su debut en la Selección absoluta llegó un mes y medio antes que en la primera de River Plate; fue a los 19 años en un amistoso contra Uruguayde la mano de Marcelo Bielsa

Capitán durante muchos años del equipo nacional argentino y pieza fundamental en el esquema táctico por demarcación en el campo, Mascherano se erige como el metrónomo de la Selección.
De cara a Brasil 2014, Argentina difícilmente varíe su once titular. En estos 7 meses que quedan para la Copa del Mundo, Alejandro Sabella buscará aceitar el funcionamiento de un equipo que parece destinado a jugar al contraataque. Un trabajo nada fácil ya que, como se sabe, el seleccionado argentino sufre una clara descompensación; el talento ofensivo es muy superior a la capacidad de los hombres de atrás. El cuerpo técnico tiene tiempo para mejorar un sistema defensivo donde sus mayores carencias radican en sus individualidades, por esto es importante enriquecer tácticamente al bloque, más aún sí se da por hecho que el póquer de ases (Messi, Higuaín, Agüero y Di María) será titular.
Por experiencia, presente y calidad técnica, Mascherano es el único que puede acercarse a los cuatro de arriba. El puesto del Jefecito es tal vez el más complicado en un equipo que renuncia al juego controlado a cambio del vértigo que impone cada vez que roba un balón o sorprende mal parado a su rival. El sistema explota el genio furtivo de sus atacantes pero al no tener una fuerte presencia en el centro del campo arriesga en demasía en defensa.  La clave estará en que la ubicuidad de Masche sea bien secundada por otro mediocampista de corte defensivo (Sea Gago, Maxi Rodriguez, etc.) como también será imprescindible que Ángel Di María pueda cumplir una faceta defensiva provechosa aunque esto le produzca un desgaste mayor. Para el equipo es más beneficioso que Ángel pueda jugar 60 minutos a tope, auxiliando a  recuperar balones a los medios y aportando su dinámica en ataque, antes que un partido completo sin contribuir a los favores defensivos. 

Comparando los datos que brinda Opta sobre el desempeño de
Mascherano en las últimas dos Copas del Mundo, encontramos números que dejan entrever la regularidad de este jugador y su importancia más allá del sistema o compañeros de juego, veamos:

·                     ·         En Alemania 2006, Mascherano jugó los 5 partidos que disputó la Selección. Formó parte del centro del campo con Cambiasso (o Lucho González), Maxi Rodríguez y Riquelme, más allá de alguna variante como las incorporaciones de Sorín en ataque o Saviola echándose unos metros más atrás, Pekerman apostaba por un 4-4-2.
o    Masche disputó 510 minutos y no fue sustituido en ningún partido. Dio 265 pases con una precisión del 88.7% (un promedio de 53 pases por partido) y tuvo un 85,1% de pases completados en campo contrario. Dato que denota la apuesta de posesión que tenía aquella Selección; atacaba controlando el partido (véase la clínica futbolística del equipo impartida contra Serbia).


      En aquel mediocampo de cuatro jugadores, recuperó 25 pelotas, cometió 11 faltas (2,2 por partido) y fue amonestado en dos ocasiones.

·                     ·         La presencia de Mascherano en el equipo de Sudafrica 2010 fue algo similar. Jugó 4 de los 5 partidos de Argentina (no lo hizo contra Grecia, su lugar lo ocupó Bolatti). Luego de una tormentosa clasificación, Diego Maradona parecía confiar en un once con nombres que caían por su propio peso y centrarlo todo en la inconmensurable capacidad de Messi para jugar al fútbol. A diferencia de la era Sabella, Messi debía mover aquel equipo, y ahora es el conjunto que aprovecha las cualidades del 10. En el 2010 el centro del campo era ocupado por el Jefecito, Maxi Rodríguez (o Verón) y Di María, una línea de tres en un sistema que intentaba ejercer el control del partido aunque también se empleaba en el contragolpe. Un 4-3-3 en el que su mayor déficit fue la poca consistencia en el medio para generar jugadas de ataque cuando se contaba con la posesión del balón (recordar la imagen de Messibajando hasta su propio campo porque la pelota no llegaba a los de arriba).
o    Masche disputó 360 minutos y tampoco fue sustituido. Entregó 237 pases (59,25 pases por partido) y a comparación del anterior mundial su precisión bajó un 4% (84,8%). Además, en campo contrario completó un total de 76,3% pases, casi un 10% menos que en Alemania 2006, dato que no asombra por formar parte de un sector menos poblado y siendo el jugador más defensivo de los tres.

o     De todas maneras recuperó 24 balones, uno menos que en el anterior Mundial aunque también jugó un partido menos; por promedio robó una pelota más por encuentro que en Alemania 2006. También hizo más faltas en Sudáfrica; 14 en total (3,5 por partido) tres más que en el 2006 y fue amonestados en dos ocasiones. Estos últimos datos arrojan lo anteriormente comentado, el juego de Mascharano estuvo más expuesto en el último mundial que en Alemania.
Es curioso como el desempeño de Mascherano no varía demasiado y como en las matices de sus números se observan las características de juego de una Selección u otra. Esto ocurre porque el territorio que recorre en el césped es el termómetro de cualquier equipo. La capacidad individual de Masche no deja dudas será entonces cuestión de que Alejandro Sabella logre que el desempeño del resto del centro del campo se vuelva idóneo para no dejar descubierta la zona en manos de un solo jugador. Si bien es cierto que es el sector donde menos transcurre el juego de la albiceleste su correcto funcionamiento es esencial para que el vertiginoso juego de contra no se transforme en sufrimiento propio. La defensa quedará menos expuesta si los medios funcionan como filtro de los envites rivales. 

Una de las grandes fortalezas de Mascherano es la anticipación, la cual gana trascendencia cuando el equipo no se mete atrás; si su juego se posiciona muy cerca de los centrales y estos próximos al arquero, una de sus mejores características pierde vigor.
Es cierto que en el día a día Masche forma parte de los engranajes del Fútbol Club Barcelona, equipo que está en las antípodas del sistema que utiliza la Selección Argentina. Además el detalle, no menor,  de que en el Barça su puesto es el de central, y lo hace en una defensa que la mayoría de las veces ubica la línea en el centro del campo, lugar en el cual anticiparse lo es todo, como también es fundamental cerrar hacia atrás, algo que hace muy bien gracias a su velocidad y perfecta lectura de juego. En este sentido y por más que su puesto sea otro, en la Selección sigue ofreciendo las mismas garantías, aunque es cierto que debe estar acompañado, porque de verse desbordado, su juego tiende a abusar de las faltas.

El último recuerdo de Mascherano en un mundial es el de aquella estrepitosa caída por 4 a 0 contra Alemania, en aquel encuentro se desdobló por cubrir, ayudar e intentar robar balones, el aporte de Maxi Rodriguez y Di María fue muy bajo, y el juego del Jefecito se vio por momentos sobrepasado por la apisonadora alemana, aunque fue una de los pocos que se salvaron del conjunto nacional, termina habiendo un mensaje implícito en esto: Nunca es positivo para la Argentina que Mascherano sea la figura o uno de los jugadores más destacados, su omnipresencia nunca debe dejar el lado oscuro del juego del equipo, si lo hace, si uno lo ve de un lado a otro, cometiendo demasiadas faltas, intentando dar pases de 60 metros o corriendo todo el tiempo a los rivales es que algo no está funcionando del todo bien. Mascherano debe marcar el tiempo del equipo, sea rápido o lento, descargando en corto y dando salida al seleccionado, recuperando y ayudando a sus compañeros, moviéndose dentro de una misma zona, en esto es el mejor. Si lo hace, si enfatiza esto de manera sobria pero imponente, querrá decir que está bien secundado y que el equipo encontró su funcionamiento.

Escrito por: Lucas Rivelli


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