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Por: Facundo Ronchel
Twitter: @Facundo_Ronchel

Un 3 de diciembre, pero de 1995, Mauricio Macri ganaba las elecciones presidenciales del Club Atlético Boca Juniors, derrotando a la dupla Antonio Alegre - Carlos Heller.

Un Mauricio Macri joven en conferencia de prensa
El club vivió entre 1983 y 1986 una crisis muy grave que lo llevó al borde de la quiebra. No tenía dinero ni para el mantenimiento de su estadio, y por eso no pudo hacer de local en su cancha. Todos los días llegaban pedidos de quiebra y era inminente la desaparición de Boca Juniors. Hasta en un partido los jugadores salieron al campo de juego con una camiseta blanca que tenía los números marcados con marcador negro y por ende, se borraban con la transpiración. Era una situación desesperante, traumatica y dramática la que se vivía en aquella época en el club de La Ribera.

En medio de esta situación, Antonio Alegre asumió en la presidencia del club, acompañado por Carlos Heller y Jesús Asiaín. Antes de esta asunción hubo una intervención, la cual firmó un concurso preventivo donde debían pagarse cuotas hasta 1989 para levantar la quiebra.

Con mucho trabajo de Alegre e incluso poniendo plata de su bolsillo, ayudado con la venta de la Ciudad Deportiva tan ansiada por Alberto J. Armando, Boca terminó de pagar las cuotas y el club se encontró saneado para 1989, aunque aún quedaba muchísimo trabajo por realizar. El club fue recuperando de a poco las actividades sociales, culturales y deportivas, consiguió tener muy buenos planteles e incluso fue reelegido dos veces (en aquel momento los mandatos duraban tres años). Sin embargo, en 1995 perdió con Mauricio Macri, un empresario joven y rico, debido a los malos momentos deportivos (solo se consiguió un campeonato en el gobierno de Alegre: el de 1992). Esto también fue ayudado a la antipatía de la gente para con Carlos Heller, el presidente de la subcomisión de fútbol y mano derecha del presidente de la institución.

Para la asunción de Macri, el club se encontraba totalmente saneado, con un pasivo de 14 millones, pero era muy controlada esa deuda. El club contaba con mucha actividad, desde lo deportivo hasta lo cultural, pasando por lo social, con mucha gente que acudía al club en carácter de vecino, a practicar diferentes disciplinas.

Ese 3 de diciembre de 1995 el empresario le ganó a esa dupla que venía siendo reelegida por la gente y empezó su gestión. Como en todas, hubo cosas buenas y cosas malas. Se construyeron los palcos y plateas que prometió en su discurso pre-electoral, pero a su vez se achicaron las populares y se construyeron en su lugar plateas, yendo en contra de la esencia del club. También contrató a Jorge Griffa, prometiendo que saldrían jugadores de inferiores, aunque no fueron muchos. Solo se compraban jugadores a Argentinos Juniors o al Club Parque, como Juan Román Riquelme, desde muy jóvenes, y se decía que eran jugadores salidos de la cantera de Boca.

A pesar de que el club ya estaba saneado, aumentó las cuotas sociales a un 25% y recortó las actividades deportivas (exceptuando fútbol y básquet). El caso más concreto es el del vóley, campeón en 1996 y en 1997 desaparecido.

Luego de contratar a Carlos Bilardo y a Héctor Veira (ambos de muy malas campañas), decidió ir por Daniel Passarella como técnico. No solamente venía de un mal proceso en la Selección Argentina sino que es reconocido ídolo de River. Sin embargo, alentado por Diego Maradona y los hinchas, contrató a Carlos Bianchi, campeón en Vélez. El bicampeonato le permitió a Macri ganar la reelección de 1999. Cabe recordar que en su gestión, el empresario reformó el estatuto, sacando la reelección indefinida y los mandatos de tres años, dando lugar a las gestiones de cuatro años con una sola reelección.

A pesar de los incrementos de las cuotas sociales y los recortes deportivos aduciendo "demasiados gastos", la deuda aumentó increíblemente a 50 millones. A pesar de que continuó Carlos Bianchi, los jugadores no toleraban a la comisión directiva (uno de los más resistidos era Orlando Salvestrini) y decidieron irse: Jorge Bermúdez y Juan Román Riquelme, entre otros.
Carlos Bianchi, el gran éxito de la gestión Macri

En 2001, incluso siendo bicampeón de América y una vez campeón del mundo, Carlos Bianchi decidió irse por no aguantar los malos manejos de la comisión. Ese mismo año el club decidió desistir del área de salud, echando a la médica que poseía para atender a los empleados y socios.

Antes de lanzar su campaña para Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri realizó una reforma muy grave: un socio solo podía presentarse a elecciones presidenciales si tenía un patrimonio mayor o igual al 30% del patrimonio del club. Con esa reforma quitó oportunidades de igualdad y Alegre en 2003 no pudo presentarse a elecciones, habiendo dejado todo su dinero de su bolsillo por y para el club años antes.

Tras perder las elecciones porteñas con Aníbal Ibarra, Macri volvió a ser presidente del club, no respetando el propio estatuto que él mismo modificó. A partir de ahí, no vendió más plateas ni populares a los no socios y cerró definitivamente la inscripción para asociarse. También prohibió a que la gente visitante acuda en mayor número a La Bombonera, por ende Boca también dispuso de muy pocas entradas para ir de visitante.

Hoy, ya Jefe de Gobierno porteño y lanzado a la candidatura presidencial de 2015, Mauricio Macri no está alejado del club: su mano derecha, Daniel Angelici, es el actual presidente de Boca y muchas de sus maniobras y decisiones son consultadas con el empresario.

La gestión de Macri fue plagada de éxitos deportivos, pero de fracasos institucionales. Hoy, 3 de diciembre, se cumplen 18 años de su histórica elección ganada.

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