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Como es habitual en distintos ámbitos, la finalización de cada año trae aparejado consigo un balance general de determinados aspectos y el fútbol argentino, por lógica, no excede esas fronteras y se presta también a un análisis. Haciendo una visión generalizada de las distintas categorías de nuestro tan amado fútbol nacional encontramos un denominador común en este 2013: el poco vuelo futbolístico que se observa en los campos de juego. Nos atrapa más lo pasional de las definiciones y el frenesí diario con el que vivimos el fútbol que lo que el juego propiamente dicho nos entrega. Sin ir más lejos acabamos de tener un final de campeonato de Primera Divisiónen donde equipos con muy pocos puntos en relación a anteriores campeones tenían chances concretas de quedarse con el lauro que finalmente obtuvo San Lorenzo de Almagro, teniendo en cuenta además que ninguno deslumbró por sus buenas actuaciones ni por su regularidad.

Si decidimos ir un poco más abajo en las divisiones de ascenso de nuestro país, la imagen es la misma. Quienes conocen del ascenso argentino saben que de la Primera B Metropolitana hacia abajo (Primera C y D), ninguna categoría se caracteriza por deleitar al hincha desde el campo de juego y la paridad empobrecida inunda los sábados de fútbol. Claro que aquí entran en juego otras variables que suplen esta ausencia de buen juego, pero si nos centramos en la idea de un campeonato apasionante, atractivo y con una buena cantidad de partidos interesantes ninguno de éstos logra llenarnos.

Pero como nos permitimos ser  justos, realistas y hasta crueles en algún punto con las categorías antes mencionadas, tampoco queremos pecar de injustos y desconsiderados con una divisional que crece día a día y nos devuelve fecha a fecha grandes partidos. La B Nacional señores, se ha transformado desde hace unos años en el campeonato argentino más apasionantepara aquellos hinchas imparciales o simples espectadores ocasionales que desean ver algo más que revolearla durante 90 minutos. Quizás la participación de clubes grandes provenientes de primera división le hayan dado una inyección motivacional al resto de los equipos, pero lo cierto es que el nivel mostrado sobretodo en el último semestre nos hace ilusionar aún más con lo que vendrá.

La BN reparte desde hace un año tres ascensos, es decir que del primero al tercero conseguirán pasaje directo a Primera División. Hoy por hoy Banfield, Defensa y Justicia e Independiente serían los agraciados, pero atrás, ahí nomás, aparecen Crucero del Norte con un andar envidiable y erigiéndose como la principal sorpresa del certamen, Atlético Tucumán que nunca hay que darlo por perdido, o el Independiente Mendocino que tiene sed de Primera hace rato, más dos grandes del Interior que prometen lucha como Talleres de Córdoba y el recientemente descendido Unión de Santa Fe que si bien son algo irregulares siempre son duros rivales.

El Banfield de Almeyda es una maquinita que parece sobrarle para continuar en la punta del campeonato, y más si se concreta el retorno de Walter Erviti que le daría un salto de calidad importante. El Halcón de Varela, de la mano de un DT que pregona el buen juego y el toque como Diego Cocca no le pierde pisada al Taladro y parece tener la mira calibrada en el tan ansiado y esquivo ascenso, aún sin tanto nombre propio como el resto de sus competidores. Por otro lado el Rojo, que desde la llegada de Omar De Felippe ha logrado una identidad como equipo y se prendió en la lucha seria por el ascenso.
Por todo lo entregado en el último tiempo por la BN permitimos ilusionarnos en que sí se puede brindar un espectáculo acorde aunque existan presiones e inconvenientes. Un oasis en el desierto, eso fue la B Nacional en este 2013.



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