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Sus padres fueron asesinados en medio de un conflicto religioso en Nigeria. Él se vio obligado a irse de su país con solo 11 años, recaló en Inglaterra y hoy se hace un nombre en el fútbol profesional. La historia de Moses, uno de los rivales argentinos en 2014.


El sorteo determinó que en la próxima Copa del Mundo, Argentina deberá volver a enfrentar a Nigeria, un combinado con el que ya ha jugado en las últimas ediciones. En ese equipo africano hay un protagonista, una de las figuras, que tiene una dura historia de vida aun siendo tan joven. Se trata de Victor Moses, el extremo derecho que actualmente juega en el Liverpool que pelea la Premier League.

Se sabe que los conflictos en los países africanos exceden a los que podemos encontrar acá por la lógica diferencia cultural y de tradiciones. En el país nigeriano, los enfrentamientos religiosos han sido una constante, aunque haya quienes los señalaron como peligros que camuflaban problemas políticos. Lo cierto es que Moses se crío en su país natal, y no tenía para nada una vida necesitada, sino que pertenecía a la clase alta.

Su padre era ministro cristiano de la ciudad de Kudana, lugar en donde creció, y a la familia no le faltaba nada. Al tiempo de que tenía todo lo que podía llegar a demandar, jugaba al fútbol en las calles con sus amigos. Esa era su gran pasión. Iba al colegio por la mañana, y por la tarde su única actividad era patear la pelota durante horas. Sin embargo, todo cambió de un momento a otro para Victor y su realidad. El futuro promisorio que se le auguraba en su país no llegaría a ser tal, y tras la tragedia debía buscar un nuevo rumbo.
Era una tarde de 2002, solo tenía 11 años, y como siempre lo hacía, se encontraba jugando al fútbol en las calles cercanas a su casa. Esperaba que lo llamen para merendar, o para hacer la tarea, pero ese momento jamás llegaría. Incluso su tío llegó a buscarlo para llevárselo, pero no era un día común. El gobierno decretaba la ley islámica de cumplimiento obligatorio, y todo cambiaba en Nigeria.

Los conflictos entre los que se adaptaban a dichas reglas y los que no comenzaron a sucederse y la situación se volvió irrefrenable. Todo desembocó en violencia y sangre al tiempo de que los papás de Victor eran uno de los objetivos de los islámicos, que se enfrentaban a los cristianos (minoría, el 40 %). Esa tarde en la que su tío pasó a buscarlo, era para contarle una horrorosa noticia: sus padres habían sido asesinados, y él debía escapar del país para no correr el mismo destino.


Durante el tiempo en el cual la situación nacional fue caótica, Moses fue protegido y escondido por unos días. Con la sensación que a un niño de 11 años puede causarle semejante noticia, y ante su costumbre de profesar la misma religión que sus padres, fue enviado a Inglaterra, y allí lo acogió una familia que lo protegió y se hizo cargo de él. Comenzaba una vida totalmente distinta para un chico de poco más de una década sobre sus espaldas y con una horrible historia detrás.

En tierras europeas, empezó a estudiar y a darle forma a su futura carrera futbolística. El Stanley Technical High School le abrió las puertas para seguir la escuela, y arrancó a jugar en la Tandride League local. Allí fue que los ojeadores del Crystal Palace se alucinaron con el talento del joven moreno, y le propusieron formar parte de la academia de juveniles. Moses rápidamente aceptó, y cambió el lugar de estudio por recomendación del club que actualmente milita en la máxima categoría del fútbol inglés.

Después de unos años en los que se formó, llegó la hora en la que se unió a las divisiones inferiores del Crystal Palace. Era un chico muy cerrado, no hablaba, y parecía un extraño entre todos los chicos que lo rodeaban. Claro está que su pasado, y la trágica historia familiar, era un suceso que le carcomía los sentimientos. Igualmente, su capacidad de evolución no se distraía y demostraba que lo suyo era el fútbol: anotaba 50 goles en el Sub 14.

Un día, Victor Moses reunió el valor suficiente para expresar a todos sus compañeros, en medio de un llanto que apenas le permitía soltar palabra, la trágica historia de la que su familia había sido protagonista en el pasado. De todos modos, haber soltado ese remordimiento fue un alivio para él, que unos años luego llegó a debutar en la primera división del Palace. Fue en 2007, exactamente el 6 de noviembre en Championship –segunda división- ante el Cardiff City galés.

Logró una rápida adaptación al equipo, marcó tres goles en el segundo semestre de la temporada, renovó por cuatro años, pero el segundo no sería tan bueno, con apenas dos goles marcados. Su tercera campaña arrancó de la mejor manera, y 5 goles en 8 juegos bastaron para atraer la atención del Wigan (jugaba en Primera), que se lo llevó en el último día de mercado de enero de 2010. El momento que soñó desde el día que se mudó a Inglaterra llegó el 6 de febrero, cuando debutó en Premier League.

Le costó hacerse un lugar en el once. Su gol tardó en llegar, pero poco a poco fue un nombre ilusionante para los fanáticos. Increíblemente, su segunda temporada fue, al igual que en el Crystal, decepcionante. Las lesiones lo atormentaron, pero fue volviendo y acabó siendo muy importante en el proceso de juego del equipo dirigido por el español Roberto Martínez. Las amenazas del descenso comenzaban a aparecer, y Moses fue clave para salvar a su equipo del casi seguro golpe y caída a segunda.

Eso le valió que el Chelsea se fije en él y lo contrate, tras varias ofertas truncadas por el Wigan, que no quería desprenderse de su joven estrella. Al club presidido por Roman Abramovich le costó 9,5 millones de libras su ficha, y ante tantas figuras de renombre por delante, no pudo obtener un lugar en el equipo titular. Pese a eso jugó varios partidos, tuvo buenas apariciones ingresando desde el banco, y finalmente volvió a ser parte del mercado inglés al pasar cedido al Liverpool. En los Reds aún no es pieza fundamental, pero muchas veces va al banco y el futuro lo tiene asegurado.

No todo termina aquí, sino que hasta su vida con la Selección nigeriana sufriría su proceso. Más allá de haber jugado partidos con los combinados juveniles ingleses, llegó el llamado de la mayor de Nigeria, el momento de volver a su país. El partido al que fue citado por primera vez, ante Guatemala, fue suspendido. Volvió a ser llamado un mes más tarde para disputar los encuentros ante Kenia y Etiopía, pero la petición llegó tarde a la FIFA y nuevamente tuvo un impedimento para debutar en el elenco nacional. En noviembre de 2012, el máximo ente del fútbol internacional dictó la habilitación para que Victor juegue para su país. Ya marcó varios goles, fue un delantero importantísimo para que Nigeria gane su tercera Copa Africana de Naciones y clasifique al Mundial, y tan solo tiene 23 años recién cumplidos (el 12/12).

Posteriormente a una dura historia, a tener que salir por la fuerza de su país, hoy le llega este momento merecidamente. Le costó de forma lógica hablar de esa tragedia en la que un conflicto religioso acabó con la vida de sus padres con la gente que comenzó a rodearlo tras su exilio. Hoy intenta forjar una nueva vida. Victor Moses quiere ir a Brasil en el 2014, e irá por la gloria en la Premier League.

Nicolás Galliari


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